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"El inteligente no es inteligente por sí mismo, sino por su memoria." Domingo Martín

"Las inteligencias poco capaces se interesan en lo extraordinario; las inteligencias poderosas, en las cosas ordinarias." Victor Hugo

miércoles, 24 de marzo de 2010

Reflexión y Peleas

Bueno, ya un mes de no haber escrito nada... mi buen amigo Plmx, me convenció de poner una reflexión que hice hace un tiempo... entonces bueno, ahí va:

Dicen que después de cada pelea cambiamos un poco, resolvemos asuntos, encontramos nuevos problemas, nos distanciamos de la gente y conocemos mejor al otro.
En medio de todo me detengo y pienso en que no todas las peleas son iguales. Depende del lugar, del tema, del estado de ánimo, pero sobre todo depende de con quién es la pelea y de cuánto vale esa persona para nosotros.
Cuando peleamos con alguien odiado, liberamos nuestra ira, tratamos de lastimar al otro. Si ganamos la pelea, nos sentimos orgullosos y fuertes. SI perdemos, nos sentimos avergonzados y sin darnos cuenta nos hacemos más fuertes.
El fin de la discusión marca a quien se impuso, o bien, dice que no hubo victoria alguna, por así decirlo.

El verdadero problema se presenta cuando la pelea es con un ser querido. Pues estamos enojados, decimos cosas que no queremos, lastimamos al otro y, sin saberlo, nos lastimamos a nosotros mismos.
Cada palabra que sale de la boca se clava en el corazón, golpea el alma y debilita el espíritu. Al ver la reacción del otro, nos enojamos más y nos volvemos más agresivos.
Terminando la pelea nos sentimos cansados, no entendemos el por qué, y no comprendemos que, aunque no hubo agresión física, el alma salió herida. No sentimos orgullo alguno, no hay fortaleza, sólo la punzada que dejamos en el corazón.
Al final nos damos cuenta de que nada por lo que peleamos vale la pena, que lo único que importa es aquello que dijimos y la forma en que lastimamos al otro.
Entonces ¿qué haremos?
Hablaremos con esa persona, esperaremos que todo vuela a la normalidad, deseamos no haber dicho todas esas cosas y nos damos cuenta de que esa persona es más importante de lo que pensábamos, que ocupa un lugar muy especial dentro de nosotros.
Es por eso que hay diferentes peleas y distintas formas de resolverlas. Entendemos que tal vez sea mejor no pelear y que escuchar lo que el otro tiene que decir, es quizás la mejor solución.
Así es como descubrimos que, en esos casos, tal vez evitar la pelea es lo indicado, no sólo por cuidar el corazón del otro, sino también el nuestro.

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